Duplas Calabocito - Aguilera: Orgullo guariqueño en Venezuela
Nancy Martínez
“Entonces, en
medio del remolino de crines y de ancas, la mirada arreadora, acostumbrada a
distinguir con un simple parpadeo la estirpe que se oculta en las bestias de
las vastedades de Camaguán, estrechó un potro overo, patas blancas, que
arqueaba el cuello con mucho lujo y hacía como un venado espantado. Medía seis
cuartas de alzada, altura desusada en un caballo criollo. Fue una aparición en
el desorden de brazos, sogas, humareda. Cuando quedó solo, el joven alazán
mostró su verdadera apariencia. Estaba ahora como un ídolo de oro en el centro
de la vastedad. “Ese es”, dijeron los dos amigos sin decírselo. Aquel día-ni
uno ni otro podía saberlo-había comenzado la fama de un caballo y la de un
hombre”.
Relata Crespo, con hermosa y diestra pluma, que “las sabanas de Alberto Villasana en Corozopando
esperaban al potro con sus novillos ariscos y sus espinazos de monte. Su dueño
no sabe cuándo empezaron las primeras lecciones de destreza, pero nunca olvida
la vez que aquel potro de tres años alcanzó en el barajuste del ganado al toro
más veloz. Valiente, sabía entendérselas con la fiereza de los bichos sardos y
las puyas de los cachaleros negros. Fermín González, maestro de jinetes, y el
propio Villasana comenzaron a colear en él, de madrina a madrina, en los
apartes. Su arrancada era impetuosa y atendía a la más breve señal de la rienda
para detenerse, perfilado siempre, reclamando horizonte.
Villasana es el feliz propietario y entrenador del caballo
que sería conocido como Calabocito, además de maestro de los Aguilera en su
camino al éxito. La amistad que surgió entre ellos favoreció la llave al primer
campeón de coleo nacido en el linaje de los Aguilera, Sergio. Calabocito y Sergio
Aguilera ganaron varias copas en los
torneos organizados en Venezuela para hacerse leyenda por su pericia en el coso
y en el filo e´lomo, y fueron inmortalizados en la potente voz de Cheo
Hernández Prisco en un golpe llanero.
En su libro, el poeta cuenta como en 1978, “Calabocito”
pelea duro para que sea suyo el campeonato C de Valle de la Pascua y del alto
Guárico, regresa como campeón en "saque de puerta" y como el mejor
caballo de la controversia”. El jinete entonces era Jesús Aguilera, hermano de
Sergio. “Un campeón para un campeón. Su
historia de coleador estará siempre escrita en el corazón de este caballo”,
escribe Crespo.
Luego sería el turno de Miguel con Calabocito. El caballo y
los Aguilera van a la manga “Vuelvan Caras” de San Fernando. “Los coleadores se aprietan en la puerta del
coso. No cabe más nadie en las talanqueras. Y se escucha al Carrao, a Nelson
Morales, a José Alí Nieves en los micrófonos y en la inmensidad. Uno de los
Aguilera, Miguel, pretende arrebatar el título sin prestarle atención a sus 15
años. No pudo, pero la derrota dura poco”.
Y así fue. Miguel honra el legado de su apellido respaldado por
Calabocito y en Guanare quedó sub-campeón. En 1980, esta misma dupla acude a
los Juegos Juveniles Nacionales realizados en Ciudad Bolívar y se alzan,
nuevamente, con el subcampeonato. Calabocito fue designado el mejor caballo de
la competencia. Miguel Aguilera y su dupla conquistarían el ansiado título de
la categoría C posteriormente en Barinas.
Los Aguilera son de Caracas. Llegaron a Calabozo, estado Guárico,
como propietarios de una finca en el Sistema de Riego Río Guárico. Su madre, María
Carolina Royer y su padre Sergio Aguilera los apoyaron totalmente para la práctica
del deporte de los llanos. Desde pequeños aprendieron a colear en la manga
familiar guiados por los hermanos mayores, Orestes y Sergio.
Fuentes:
Crespo, Luis Alberto. Llano
de Hombres.
Web Lo mejor del
coleo.com
Foto: https://www.instagram.com/gloriasdelcoleo_oficial/
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