El periodista debe refugiarse en la verdad
Personajes
El 21 de junio de 2010, el blog Fuego cotidiano publicó una pieza oratoria del recién fallecido periodista guariqueño Don Alí Almeida. El discurso fue pronunciado el 30 de junio de 1990, en el Concejo Municipal del Municipio Ortiz. Sus palabras fueron una clase de humildad y sencillez sobre el ser periodista y su angustiosa búsqueda de la verdad, que hoy están tan vigentes como entonces.
Por Alí Almeida
Hace ya bastante tiempo,
cuando arribamos a los 16 años, vimos en una calle marginal de San Juan de los
Morros, tendida sobre una acera, a una mujer enferma bajo el mayor desamparo.
Aún recordamos el trapo blanco ajustado a sus sienes. Se llamaba Bernardina.
Con una cámara baratísima le tomamos una foto. Logrado el documento gráfico,
escribimos una cuartilla y remitimos tímidamente este material a Pedro
Layatorres, Jefe de Información de «El Heraldo», un diario caraqueño de gran
circulación.
Layatorres destacó esa nota a
seis columnas con una foto bastante ampliada y un titular llamativo. Ese fue
nuestro bautizo comunicacional. La noticia causó un impacto tal, que movió a
medio mundo en San Juan, y el Gobernador ordenó personalmente el inmediato traslado
de Bernardina al Hospital para que le salvaran la vida.
Días después, la gente veía al
proyecto de corresponsal como algo curioso. Los profesores del Liceo se
acercaron al diálogo, y mis compañeros de clase compartían la novedad de que
alguien tan cercano a ellos se le haya ocurrido formar un escándalo. Pero la
noticia de Bernardina no era escándalo, su lamentable cuadro solo recogía, en
plena vía pública, la silueta de una verdad.
No deseo ni es mi intención montar un auto elogio aquí de mi persona, sino acotar el hecho irreversible de que cuando se nace periodista se es siempre periodista. Aquel estímulo primario de haber visto con despliegue mi denuncia, y más aún, el saber el alcance de un logro humanitario, me formó de pronto el criterio -aún sin experiencia alguna entonces-, que la clave para llegar a la noticia no era otra que la de la verdad.
Quizás los primeros reporteros
que manejaron esta clave hacen dos mil años, fueron los Apóstoles. Si analizamos
lo que reseñaron, entendemos en ellos las coincidencias y la objetividad con la
cual trabajaron sus relatos.
Y aunque cierto es que nadie
es absolutamente dueño de la verdad, bueno es decir que el Periodista tiene que
refugiarse en ella, buscarla, para no entrar en conflictos con la conciencia.
El gran amparo es también la ética. Quizás es por esto que el Periodismo es la
profesión más angustiosa del mundo. La más angustiosa y sin exagerar, una de
las más peligrosas. Es angustiosa porque un periódico nace y muere cada 24
horas. Es angustiosa porque pareciera que nos embarga el afán de estar
escribiendo la Historia interminable de cada pueblo.
Y esa angustia la tuvieron en
Ortiz en 1875 en La Gaceta del Guárico, José Ramón Núñez y José María Alvarado y
en 1878, el periodista Ismael Pereira Álvarez, también en Ortiz, con sus
periódicos El Reivindicador y La Voz de los Llanos, y quienes
redactaban aquí «El Telescopio», y a comienzos del siglo XX, «Pasatiempo».
Y esa angustia la exteriorizaron en 1932, Luis Acosta Rodríguez y Arturo
Rodríguez con el vocero El Pampero, y el padre Pínter, más
tarde, con Orientación y Ortiz; y en 1977, los estudiantes
del Beatriz de Rodríguez, con el periódico En Marcha.
Y es la angustia de todos los
comunicadores sociales de la tierra. Por ello jamás debe preguntársele a un
verdadero Periodista, cual es la mejor noticia, o él mejor reportaje que ha
escrito. No podrá responder, porque la mejor noticia puede ocurrir esta tarde,
¡esta noche o mañana! Es la gran expectación que persiste en cada minuto. ¡Es
la pasión de esta profesión, sin límite de tiempo!
Y es una Profesión peligrosa,
por cuanto en dictaduras y democracia, no dejan de fraguarse las persecuciones,
los vejámenes, las cárceles hasta la muerte. En Colombia ser periodista es ser
héroe. El narcotráfico ha ejecutado ya a 84 profesionales del Periodismo en los
últimos tres años. ¡Pero jamás podrán matar la noticia! En México apalean a
periodistas que critican al presidente. ¡Pero no pueden apalear a las noticias!
Afortunadamente -y debemos reconocerlo- en Venezuela no se ha llegado a esos
extremos, criminales, por lo menos en el presente período constitucional.
No faltan sin embargo, las
tendencias de permanente subestimación y carencia de respeto a los Periodistas
venezolanos, cuando ciertos políticos de alcurnia o descalificados funcionarios
gubernamentales, les arrostran calificativos como el de DESESTABILIZADORES del
sistema democrático, al sacar a luz pública la realidad lamentable que vive el
país.
Venezuela está viviendo la
crisis económica más severa en lo que va del siglo. Las redacciones de los
periódicos son receptoras del desespero de millares de venezolanos acosados por
una inflación y especulación sin límites, por un desempleo asombroso, y por una
pobreza crítica que causa miedo. Ya Recadi, los Jeeps, el Hipódromo y los Bonos
de Exportación, pasaron al saco roto del olvido. Nada ocurrió. El país quedó
con las arcas vacías. Nadie es culpable. El bolívar ya tiene el valor de una
locha. Pero los Periodistas lejos de desestabilizar, -y el pueblo lo sabe-
cumplimos con el deber de la denuncia. La conciencia está tranquila.
Y continuaremos denunciando
que en San Juan de los Morros, 30 mil niños en los barrios marginales, todas
las noches se acuestan sin cenar, y que Ortiz no puede seguir con la
desesperación de su sed, y que las carreteras guariqueñas son un desastre, y
que hay una tenebrosa sombra sobre la producción agrícola de nuestra región!
La generosa iniciativa de la
Alcaldía de Ortiz, al invitar a un grupo de Periodistas a este honorable
recinto, nos hace recordar a José Martí, el apóstol cubano, cuando decía que
ante un reconocimiento sincero, ninguna voz era débil.
El Colega Argenis Ranuárez
escribió el 27 de Junio en uno de sus mensajes rápidos que cada mañana devoran
los lectores de «El Nacionalista»: “El
Periodismo es la pasión y medio de lucha contra lo injusto, lo arbitrario; el
medio de lucha y la pasión a favor de lo grande, lo noble, lo sano, lo cierto.
Nuestro día es todos los días”.
Hoy aquí estamos celebrando
también nuestro día, no solo para reiterar el compromiso primario de informar,
sino también el de orientar, el de educar, el de investigar y el de volcar
siempre nuestra vocación en favor del servicio colectivo, buscando en todo
momento la mano de la verdad, para que todas las BERNARDINAS, como la que yacía
abandonada en una calle sanjuanera y motivó nuestra primera inquietud
vocacional, sean definitivamente reivindicadas, por la noticia!
Comentarios
Publicar un comentario